Vuestros hijos llegan a sus clases con la mochila llena de emociones… unos llegan con sueño y otros con ganas de contar, unos activos y otros necesitando tranquilidad.
A todos ellos les respetamos sus ritmos dedicando un buen espacio de tiempo para que cada uno de ellos pueda ir aterrizando según lo necesite.
Cuando la tutora lo considera oportuno se apaga la música, se recogen los juguetes y los libros y todos ellos se colocan en círculo para poder iniciar el día dándole los buenos días a Jesús.
La oración de la mañana la vivimos de manera natural. Primero todos escuchamos el silencio para intentar sentir a Jesús en nuestro corazón. Y después charlamos con él de diferentes maneras: podemos darle las gracias o confiarle algo, podemos pedirle, explicarle un propósito y también podemos agradecerle tantas cosas que tenemos.
A su vez vamos introduciendo diferentes oraciones acordes a su edad. Son oraciones sencillas que ellos recuerdan después y pueden compartirlas con la familia.
Lo que pretendemos es que Jesús forme parte de nuestras vidas y que convivamos con él. A medida que le vamos conociendo y queriendo, conseguimos que nuestros alumnos quieran hacer feliz a Jesús y actúen como a él le gustaría.
Os animamos a todos a que estos pequeños momentos con Jesús no los vivan únicamente en el colegio. Ojalá vuestros hijos tengan la oportunidad de poder convivir con Jesús también en casa, con sus padres, con sus hermanos….
Podéis rezar con ellos antes de ir a dormir, al despertarse, bendiciendo la mesa, agradeciendo una celebración, al emprender un viaje … ellos pueden ser los protagonistas de ese momento de oración en familia motivándolos a rezar en voz alta, compartiendo un pensamiento o reflexionando ante una situación.
Así entre todos, familia y colegio, nos sentiremos reconfortados gracias a la oración, conseguiremos ser mejores personas y, poco a poco, conforme vayan creciendo podrán transmitir, ellos mismos, este amor a Jesús a su alrededor.