“Empieza un nuevo día lleno de retos y propósitos para las siguientes horas, pero desde buena mañana me acompaña un sentimiento de nerviosismo por intentar conseguir que mi hija no llore hoy al despedirme de ella en la puerta del colegio.”
¿Os suena esta sensación? ¿Os sentís identificados con ella cada mañana desde que empezó el cole?
Sin duda alguna, la hora de dejar a los niños en el colegio puede convertirse en un momento lleno de emociones tanto para vuestros hijos como para vosotros. Es habitual que los más pequeños experimenten nerviosismo o ansiedad a la hora de despedirse de vosotros, lo cual suele manifestarse en llantos o resistencia a la separación.
Sin embargo, queremos aseguraros que este es un proceso natural y, con el apoyo adecuado y los consejos que os vamos a dejar a continuación, intentaremos ayudaros a que la transición sea más suave para todos.
1. Establecer una rutina de despedida
Los niños se sienten más seguros cuando saben qué esperar. Por ello, un ritual diario de despedida corto y positivo puede ser la clave que marque una gran diferencia.
Podéis acordar con vuestros pequeños un gesto especial que repitáis con ellos cada mañana en la puerta (un abrazo o una frase cariñosa), un beso en la mano que “dure todo el día” o incluso un “apretón de manos secreto”. ¡Algo que sea solo vuestro! Esto les dará seguridad, les ayudará a asociar ese momento con algo positivo y único y les brindará tranquilidad en el proceso de separació
2. Fomentar la autonomía matutina
Permitir que los niños participen en las tareas de preparación para el colegio les ayudará a sentirse más responsables y confiados en el día.
Hacer ellos solos sus propias mochilas, elegir la ropa del día o incluso colaborar en la organización, guardado o transporte de su propio almuerzo, les hará sentirse en control de la situación, empoderándoles y reforzando su confianza, algo esencial para afrontar la jornada.
3. Organizar el tiempo para evitar las prisas
Las mañanas apresuradas generan estrés tanto para los niños como para los adultos, complicando el proceso de separación. Una atmósfera calmada y sin prisas reduce considerablemente la ansiedad y facilita una despedida más tranquila.
Hay que intentar salir de casa con tiempo suficiente para permitir que tanto el trayecto como la llegada al colegio sean momentos más relajados. Podéis poner una canción especial para el camino, hacer carreras juntos o ir observando y descubriendo vuestro barrio. En definitiva, el objetivo es convertir el trayecto en una experiencia divertida alejada del estrés adicional.
4. Transmitir confianza en el momento del adiós
Aunque resulte tentador alargar la despedida cuando el niño llora o siente miedo, es importante que esta sea breve pero afectuosa y con confianza. Si os ven tranquilos y seguros, eso les transmitirá la sensación de estar en un lugar seguro y feliz.
Decir adiós con una sonrisa calmada y siguiendo vuestro ritual de despedida, aunque sea difícil en el momento de llanto, les ayudará a sentirse más relajados. Recordad que ellos absorben nuestras emociones como esponjas, y un adiós prolongado y nervioso puede intensificar su malestar.
5. Proporcionar un objeto de confort
Para algunos niños, llevar consigo un pequeño objeto simbólico que les recuerde a su hogar o a sus padres puede ser de gran ayuda. Puede tratarse de un dibujo, una pulsera, o incluso un muñeco pequeño. Este “objeto de confort” les brindará seguridad y les permitirá recordar y sentir vuestra presencia cerca durante el día, aun estando en clase.
6. Reconocer y celebrar los progresos
El proceso de adaptación puede ser lento y es importante celebrar cada pequeño paso. Si un día vuestro pequeño llora menos o se despide con mayor facilidad, ¡ese es un gran avance que merece reconocimiento y su debida celebración! Establecer un sistema de refuerzos positivos, como planes especiales juntos al venir a recogerlos, pegatinas o pequeños premios, puede ayudarles a ver su propio progreso y sentirse orgullosos de sus logros.
Recuerda, cada niño es único, y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Lo importante es acompañarlos con amor y paciencia, sabiendo que estos momentos matutinos irán mejorando con el tiempo. Al final del día, estarán tan felices y llenos de nuevas historias que os ayudará a olvidar los instantes difíciles de la mañana.
Queremos aprovechar para agradecer a todas las familias vuestra confianza y colaboración en este proceso de adaptación. Juntos podemos hacer que cada mañana sea el comienzo de un día lleno de aprendizajes y aventuras.
¡Vamos a convertir esas despedidas en abrazos llenos de confianza y alegría!