“Desarrollar las habilidades de pensamiento crítico”. “Ampliación del vocabulario y la comprensión lingüística”. “Estimulación de la imaginación y la creatividad”. “Fomento de la concentración y la paciencia”. “Expansión del conocimiento y la consciencia del mundo”. “Leer juntos ayuda a crear vínculo”. “Es importante que comiencen a familiarizarse con los cuentos pronto”.
¡Seguro que os son familiares estas frases y las habéis leído más de una vez!
En el colegio, y más concretamente en la etapa de Educación Infantil, damos primordial importancia al hecho de querer la lectura, creando este hábito desde pequeños. Escoger un cuento, buscar un lugar cómodo para mirarlo, abrirlo, pasar las páginas, observar las imágenes, comenzar a relacionarse con las letras, palabras y frases, sin descodificar todavía, los prepara para la lectura. En diferentes espacios, les proponemos “rincones”, para acercarles a los libros, variados y que respondan a los diferentes gustos de los alumnos. También invitamos a los niños a traer cuentos de casa para compartir con los compañeros. A menudo, visitamos la Biblioteca Infantil para entrenar el “cómo estar” en ese espacio, desde la motivación y el juego y con unas normas claras. Dentro del aula, siempre hay momentos para explicar cuentos. Los pequeños lo disfrutan mucho.



La comprensión lectora comporta una habilidad de uso transversal, ya que afecta a todas las áreas y asignaturas, a lo largo del recorrido escolar. Los problemas matemáticos se han de entender para afrontarlos y resolverlos. También hay que saber expresar el propio pensamiento y escribirlo, dando una explicación sobre cómo se ha llegado a la solución del problema planteado. Un debate filosófico requiere comprender lo que dicen los otros y elaborar y estructurar la propia opinión para expresarla de la mejor manera. Redactar una disertación, un comentario de texto; hacer una exposición; explicar una hipótesis… Ante cualquier examen hay que estar seguro de lo que se nos pregunta para responder pertinentemente.
Esto por lo que se refiere al terreno escolar, pero ¿y en la vida? Hoy en día reciben muchísima información de todo tipo y es necesario distinguir la fidedigna de la falsa (“fake news” que proliferan por doquier). Sin duda el pensamiento crítico es fundamental; no todo lo que se dice o leemos es verdad, es necesario contrastar las opiniones, en fuentes con garantía. Por otro lado, el desarrollo de la imaginación y la habilidad creativa y resolutiva ante un reto es un aspecto muy positivo, que podemos aplicar en cualquier circunstancia cotidiana.
Todas estas habilidades hay que entrenarlas desde pequeños y practicarlas a menudo, para que se conviertan en un hábito. Proponer lecturas adecuadas, según la etapa evolutiva del niño, en diferentes lenguas; con ilustraciones de calidad (no sirve cualquier libro); con historias globalizadas, que inviten a pensar y opinar de diversa manera; que incluyan referencias a otras culturas y partes del mundo; donde los valores y los derechos universales sean protagonistas… Pensemos que , a medida que los niños crecen, entran en juego otras “aficiones” que competirán con la lectura, pero si generamos este hábito desde pequeños, siempre les quedará guardado en la memoria.


Queremos que nuestros alumnos hablen, se expresen con un vocabulario amplio; que construyan conocimiento a partir del lenguaje y vayan creando y guardando estructuras de pensamiento que, en el futuro, sin duda, utilizarán. Pero, si queremos que se aficionen a los libros se los han de encontrar por todas partes, a su alcance.
Regalar un cuento, visitar la biblioteca del barrio, pasar tiempo en las librerías, tener conversaciones en la mesa sobre las lecturas de los miembros de la familia, convertir en un ritual el momento de antes de ir a dormir con la explicación de un cuento, crear un espacio cálido en casa para leer…pueden ser buenas ideas para fomentar la lectura.
Lo vemos las profesionales dentro del aula: cuando se inician en la lectoescritura, los alumnos que desde muy pequeños se han acercado al mundo de los cuentos, están más motivados y preparados para poner en marcha el proceso de descodificar, leer y escribir. Lo viven como un juego que, ahora sí, tiene sentido y que, en su trayectoria escolar, les acercará a las diferentes materias con mayor éxito.